Unidad Didáctica IV

 
 

 

 

 Actividad 1

Texto:

"Estamos determinados sólo por la costumbre a suponer que el futuro es conformable al pasado. Cuando veo una bola de billar moviéndose hacia otra, mi mente es inmediatamente movida por el hábito al usual efecto, y anticipa mi visión al concebir a la segunda bola en movimiento. No hay nada en esos objetos, abstractamente considerados, e independientes de la experiencia, que me lleve a formar una tal conclusión: e incluso después de haber tenido experiencia de muchos efectos repetidos de este género, no hay argumento alguno que me determine a suponer que el efecto será conformable a la pasada experiencia. Las fuerzas por las que operan los cuerpos son enteramente desconocidas. Nosotros percibimos sólo sus cualidades sensibles; y ¿qué razón tenemos para pensar que las mismas fuerzas hayan de estar siempre conectadas con las mismas cualidades sensibles?. No es, por tanto, la razón la que es la guía de la vida, sino la costumbre.  
     Pero, para convencernos de que todas las leyes de la naturaleza y todas las operaciones de los cuerpos, sin excepción, son conocidas sólo por la experiencia, quizás sean suficientes las siguientes reflexiones: si se nos presentara un objeto cualquiera, y tuviéramos que pronunciarnos acerca del efecto que resultara de él, sin consultar observaciones previas, ¿de qué manera, pregunto, habría de proceder la mente en esta operación?. Habrá de inventar o imaginar algún acontecimiento que pudiera considerar como efecto de dicho objeto. Y es claro que esta invención ha de ser totalmente arbitraria. La mente nunca puede encontrar el efecto en la supuesta causa por el escrutinio o examen más riguroso, pues el efecto es totalmente distinto a la causa.   

Cuestiones:
1. Expón las ideas principales del texto. ¿A qué movimiento filosófico crees que pertenece?, ¿por qué?.
2. De acuerdo con la argumentación central del texto, ¿sería posible alcanzar conocimientos  verdaderos con carácter universal?, ¿por qué?.

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Texto:   

 "Empecemos por considerar las cosas que, comúnmente, creemos comprender con mayor distinción, a saber, los cuerpos que tocamos y vemos. Tomemos, por ejemplo, este pedazo de cera que acaba de ser sacado de la colmena: aún no ha perdido la dulzura de la miel que contenía; conserva todavía algo del olor de las flores con que ha sido elaborado; su color, su figura, su magnitud son bien perceptibles; es duro, frío, fácilmente manejable, y, si lo golpeáis, producirá un sonido. Mas he aquí que, mientras estoy hablando, es acercado al fuego. Lo que restaba de sabor se exhala; el olor se desvanece; el color cambia, la figura se pierde, la magnitud aumenta, se hace líquido, se calienta, apenas se le puede tocar y, si lo golpeamos, ya no producirá sonido alguno. Tras tales cambios. ¿permanece la misma cera?. Hay que confesar que sí: nadie lo negará. Pero entonces, ¿qué era lo que conocíamos con tanta distinción en aquel pedazo de cera?. Ciertamente, no puede ser nada de lo que alcanzábamos por medio de los sentidos, puesto que han cambiado todas las cosas que percibíamos por el gusto, el olfato, la vista, el tacto o el oído; y, sin embargo, sigue siendo la misma cera. Tal vez sea lo que ahora pienso, a saber: que la cera no era esa dulzura de miel, ni ese agradable olor de flores, ni esa blancura, ni esa figura, ni ese sonido, sino tan sólo un cuerpo que un poco antes se me aparecía bajo esas formas, y ahora bajo otras distintas.  
            Debo, pues, convenir en que yo no puedo concebir lo que es esa cera por medio de los sentidos, y sí por medio del entendimiento. Pues bien, ¿qué es esa cera, sólo concebible por medio del entendimiento?. Sin duda es la misma que veo, toco e imagino; la misma que desde el principio juzgaba yo conocer. Pero lo que se trata aquí de notar es que la impresión que de ella recibimos, o la acción por cuyo medio la percibimos, no es una visión, un tacto, o una imaginación, y no lo ha sido nunca, aunque así lo pareciera antes, sino sólo una inspección del espíritu la cual puede ser imperfecta o confusa como lo era antes, o bien clara y distinta como lo es ahora, según atienda menos o más a las cosas que están en ella y de las que consta."

Cuestiones:

1. Expón el tema central del que trata el texto, sus ideas principales y su estructura
2. ¿A qué movimiento filosófico crees que pertenece?, ¿por qué?.

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Actividad 1

Actividad 2

 

 

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